Declaración del alcalde del Condado de Miami-Dade Carlos A. Gimenez sobre los recientes límites impuestos a restaurants, gimnasios y otros negocios
Quiero hacer énfasis en lo que he estado diciendo desde el lunes: nunca he dicho que el reciente incremento de casos se deba a los restaurantes. He explicado varias veces que el alza en el número de casos se debe a varios factores, todos relacionados con las reuniones sociales sin máscaras faciales y poca distancia social, ya sea en fiestas privadas en las viviendas de las personas, las fiestas de graduación, las fiestas por el fin de semana del Día de los Caídos y las protestas en las calles, así como en restaurantes que se convirtieron en bares, en los que las personas no mantuvieron la distancia social en el mes de junio. Estos son los factores que nuestros expertos médicos del Sistema de Salud Jackson, U-Health, las facultades de medicina de FIU y UM, y el Departamento de Salud de la Florida han compartido conmigo y los que he reiterado en entrevistas con los medios de comunicación toda la semana.
El incremento en el número de casos positivos a la prueba de detección del COVID-19 sobrecargará los hospitales, a menos que todos hagan lo que les corresponde y usen máscaras en todo momento, mantengan la distancia social y se laven las manos frecuentemente. Esto no es algo fútil, es algo necesario.
La ciencia ha dejado claro, tanto los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) como la Organización Mundial de la Salud (OMS), que las reuniones sociales -en especial en espacios cerrados sin máscaras faciales- son una receta para un desastre en la salud pública.
Desafortunadamente, los restaurantes son los únicos establecimientos comerciales donde es necesario que las personas se quiten las máscaras para comer y beber, y dada nuestra tasa actual de casos positivos en todo el condado, sería irresponsable y completamente negligente de mi parte permitir en estos momentos el uso de los espacios cerrados en los restaurantes.
En la situación actual, la tasa de casos positivos significa que una de cada cuatro, o incluso una de cada tres, personas que están comiendo en un restaurante portan el virus, lo sepan o no, y la transmisión es a través del aire. Los estudios demuestran períodos de tiempos más largos en los que el contagio permanece suspendido en el aire; es la ciencia.
A principios de esta semana me reuní con el grupo de trabajo del condado encargado de los restaurantes con el fin de lograr un compromiso hasta que podamos atenuar la propagación y autoricé el uso de los espacios al aire libre de los restaurantes. Además, trabajé con los gimnasios y los espacios para ejercicios físicos a fin de autorizarlos a seguir abiertos, solo si los clientes usan máscaras faciales mientras hacen ejercicios en los espacios cerrados.
El objetivo de mi administración es seguir abriendo la economía de manera segura. Desgraciadamente, en estos momentos los números no nos permiten hacerlo. Nos toca a cada uno de nosotros hacer lo posible para que puedan abrir los restaurantes, las boleras, los salones de fiestas, las sedes para entretenimiento y todo los demás establecimientos que me vi obligado a cerrar el jueves (mediante la Orden de Emergencia) y poder levantar el toque de queda actual.
Me entristece que se vean afectados los medios de subsistencia de las personas; ese no es mi objetivo. De hecho, esta semana, durante una reunión de la Junta de Comisionados del Condado, les comuniqué que estamos creando un programa de $30 millones para ayudar a mantenerse a flote a los establecimientos que cerraron hace poco, hasta que puedan volver a abrir.
No voy a poner en peligro la salud de nuestra comunidad ni la capacidad de nuestros hospitales de salvar la vida de pacientes del COVID-19 para ganar puntos políticos. Esto es demasiado grave y las vidas de las personas están en juego.